si quiere mi cabeza
se la doy
y alguna vez que otra
la patea
echándola a rodar llena de lágrimas
por cualquier escalera
que le pille de paso
si era un baobab subsahariano
de fronda susurrante y protectora
deja de cobijarme
y se despoja
de la ternura verde
por si acaso
le amortiguara el golpe y no llegara
a romperme el mentón del puterío
que está partido en dos
como yo misma
y es señal inequívoca
de mi deslealtad a sus sentidos
así que dulcemente
me mata cada vez que otro me mira
sin prisa mas sin pausa
y es posible
que un día cataléptica me entierre
en un gran ataúd de celos infundados
por eso y sólo eso
no me dejo jamás las uñas largas
cuándo se dará cuenta que no hay puta
sin garras afiladas
si quiere mi cabeza
se la doy
pero que no me venga con historias
ni me pida romántico más sexo
mi cadáver de hoy
cara al Oeste
cóncavo no distingue de convexo
se la doy
y alguna vez que otra
la patea
echándola a rodar llena de lágrimas
por cualquier escalera
que le pille de paso
si era un baobab subsahariano
de fronda susurrante y protectora
deja de cobijarme
y se despoja
de la ternura verde
por si acaso
le amortiguara el golpe y no llegara
a romperme el mentón del puterío
que está partido en dos
como yo misma
y es señal inequívoca
de mi deslealtad a sus sentidos
así que dulcemente
me mata cada vez que otro me mira
sin prisa mas sin pausa
y es posible
que un día cataléptica me entierre
en un gran ataúd de celos infundados
por eso y sólo eso
no me dejo jamás las uñas largas
cuándo se dará cuenta que no hay puta
sin garras afiladas
si quiere mi cabeza
se la doy
pero que no me venga con historias
ni me pida romántico más sexo
mi cadáver de hoy
cara al Oeste
cóncavo no distingue de convexo
No puedo acotar nada a tal perfección. Se impone el silencioso respeto, Un abrazo.
ResponderEliminarSilenciosamente, te devuelvo el abrazo.
EliminarNamasté.
Un profundo reproche al aire, a un aire denso, sin matices casi seco. Menudo tema los celos, es como una visión doble y borrosa que no logra distinguir el puño real que acechará nuestro rostro.
ResponderEliminarMuestre sus garras, déjala ver, el que entiende de dolor podrá desaliñar su exquisito perfume hecho letras.
Otra memorable publicación, realmente satisfecho, atrapado entre dos mundos, la sumisión que mutila la carne y el encantador renacimiento de la fuerza interior.
Namasté estimada Morgana.
Cuando la ironía instaura su reinado, porteño, el juego se pone peligroso, pero todo es salvable.
EliminarMe alegra que te gustara.
Namasté, estimado.
De estos tres últimos poemas, que leí varias veces y me fui sin comentarlos, el que más me tocó fue "Soledumbre".
ResponderEliminarBien sabes que me resulta difícil comentar, poesía todavía más.
Me parece que digo siempre lo mismo y que no capto la esencia, aunque me transmitan tantas emociones, que probablemtne no tengan nada que ver con lo que vos quisiste expresar.
Pero te leo con mucha admiración Morg. Por la profundidad, por el dolor que rezuma cada verso. Y me gusta que no andes con chiquitas y llames las cosas por su nombre.
Abracísimo, Morg.
Fíate de ti misma y de tu instinto lector, Mirella. La poesía no es matemáticas y aunque yo tengo muy claro lo que quise decir, las interpretaciones se disparan según la personalidad del receptor. No hay que temer cualquier tipo de exégesis, aunque resulte fallida. Lo único importante es que el poema te deje un poso perdurable y no salgas vacía. Eso de que con el paso del tiempo y hablando de cualquier otra cosa, recuerdes: Yo una vez leí un poema donde una mujer le daba su cabeza a un hombre para que la pateara, consciente de lo que hacía.
EliminarY bueno, yo no temo a las palabras, así que procuro llamar a las cosas por su nombre, sin disfrazarlas, aunque en algún momento un disfraz pueda resultar encantador para metaforizar barbaridades. (ríome).
Abrazo, Mirellísima.
Namasté.
Admirándote siempre. Namasté.
ResponderEliminarAgradecida, Alfredo.
EliminarNamasté.
Qué buen poema sobre los celos! Qué duro tiene que ser para el que lo sufre... Un abrazo!
ResponderEliminarLos celos en el amor son inevitables y yo en este poema trato el tema con cierta ironía, como algo asumido pero contrarrestable.
EliminarMe alegra que te gustara, Paco.
Namasté.
Qué pésimos consejeros son los celos. No solamente hacen un daño gratuito al que recibe el problema sino que también se lo hacen al que es celoso. Hablo de esos celos desmedidos que no te permiten respirar. Son nocivos para ambas saludes y además, por más que una se rompa explicando cosas que se caen de maduras o cuya obviedad es indiscutible, el celoso ve solamente lo que él quiere ver.
ResponderEliminarYo hice una experiencia tan amarga con un celoso loco, que apenas veo un amague en cualquiera, directamente pego la vuelta y si te he visto no me acuerdo. Sufrir gratis, lo justo.
Besoooooooooooooootes
Todo lo desmedido resulta agobiante, Chini, porque se pierde la generosidad para con el otro. El amor también, porque se puede convertir en pura absorbencia y no te digo nada del odio.
EliminarYo no he conocido a ningún hombre que no tuviera celos en un momento dado, ni tampoco he amado a ninguno sin sentirlos. Creo que forman parte del ritual amoroso porque nadie es perfecto ni siempre estamos tan seguros de nosotros mismos que no podamos pensar que la atracción fuera de nosotros no existe.
Cuando la cosa se convierte en obsesiva, estoy de acuerdo contigo, mejor cortar por lo sano, o por lo insano, si hace falta, porque ya estaríamos hablando de otro tipo de violencias insalvables.
Abrazo, kunoichi.
Namasté.
Las palabras se deslizan con tanta autonomía en el poema, crean tal hilo conductor, que creo que podría quitarse todo el hilo argumental, la espina dorsal de los celos, y seguiría siendo potente, seguiría teniendo sentido.
ResponderEliminarUn abrazo
El poema va más allá de los celos, Amando, digamos que es la metáfora de un amour fou, en el que tienen cabida muchas contradicciones y un punto de locura no sé si deseable o no, pero que existe.
EliminarEn realidad lo de los celos es secundario y ahí me lo estoy tomando con soda y dos cubos de ironía, claro.
Un abrazo para ti.
Namasté.
Dale tu cabeza y tu cuerpo, que no tu caletre. Ése déjalo para seguir con tus letras y tu peste.
ResponderEliminarAlguien tiene que marcar la conciencia en la fragua.
Me gusta.
Namasté. Anna
Si dejas a un tipo jugar con tu cabeza al fútbol, será porque merece la pena a nivel intelectual ¿no?
EliminarUna tiene siempre sus propias armas para salvar el caletre, como dices, la ironía suele dar buenos resultados mientras el juego siga interesando.
Cuando se deja de sentir las uñas crecen solitas. (ríome).
Me alegra que te gustara, Anna.
Namasté.
Jo! leerte es un placer, ya lo sabes.
ResponderEliminarHeme aquí, con las uñas a ras... ¡Más que nada por si algún día me da por "trastear" las cuerdas de una guitarra!
Que pensándolo bien la podría hacer servir hasta de arma. Ríome yo
Besotes, besotes poeta!
Mónica
El placer es mío al verte por aquí, aunque no suspires, Mó.
EliminarBesotes, hermosa.
Namasté.