Hoy no me ha conocido.
En qué estará pensando
con esa cara de muñeca ausente
como de seda frígida,
sin una sola arruga que delate un recuerdo.
Soy Nany, tu marquesa, ¿no me ves?
Qué otra va a decirte que pareces
un cuadro esclarecido de Sorolla
con esa blusa azul
y tanto blancor níveo
durmiéndose en tu pelo por la tarde.
Sólo te falta el mar Mediterráneo
cercándote los pies de mansa arena,
y a mí, me faltas tú,
- Ana de los mil días-
para sentirme niña
cuando me reconoces y sonríes
con la complicidad de lo vivido.
Quizás mañana, madre.
En qué estará pensando
con esa cara de muñeca ausente
como de seda frígida,
sin una sola arruga que delate un recuerdo.
Soy Nany, tu marquesa, ¿no me ves?
Qué otra va a decirte que pareces
un cuadro esclarecido de Sorolla
con esa blusa azul
y tanto blancor níveo
durmiéndose en tu pelo por la tarde.
Sólo te falta el mar Mediterráneo
cercándote los pies de mansa arena,
y a mí, me faltas tú,
- Ana de los mil días-
para sentirme niña
cuando me reconoces y sonríes
con la complicidad de lo vivido.
Quizás mañana, madre.
Es la ausencia en la presencia y preocupa que no sea un olvido cotidiano. No se sabe dónde quedó su riqueza de experiencia pero el poema que le hace la destinataria de esa sonrisa, viene a añadir más vida a los años.
ResponderEliminarBuen día y buenas letras.
Esos olvidos, Loli, van y vienen como su mente que estoy segura que camina senderos nuevos y hay que aceptarlo, no sin cierta tristeza, claro.
EliminarBuen día para ti, y gracias.
Namasté.
Morgana -de los mil poemas- y todos maravillosos. Gracias por tu sensibilidad. Desde la admiración, un abrazo.
ResponderEliminarSi sólo fueran mil, Alfredo, pero hay muchos más, y mucho ripio también, no creas. (ríome).
EliminarTe agradezco mucho la opinión porque viniendo de ti, es más que un piropo convencional.
Mi abrazo.
Namasté.
La vida, mi querida, nos golpea… los años pasan y duele ver al ser que nos dio la vida...ausente.
ResponderEliminarFuerza!!!!
Cariños...
Es ley de vida, Oriana y no sirve rebelarse.
EliminarGracias por la fuerza que me envías.
Un abrazo.
Namasté.
Bella poesia.
ResponderEliminarBuem Domingo.
Gracias Antonio, me alegra que te guste.
EliminarBuen lunes para ti.
Namasté.
que sensibilidad Morgana... ahora si la dama de los mil poemas
ResponderEliminarun abrazo
carlos
Ya sabes, Carlos, una se ablanda con sus afectos sin poderlo evitar y ante una madre siempre termina saliendo la niña que fuiste.
EliminarLa dama de los mil poemas, ja. (ríome)
Más abrazos.
Namasté.
La vejez y sus problemas contraen la eficiencia de la esencia
ResponderEliminarEs muy viejita, sí, pero el paso a otra dimensión es algo más que un problema de vejez, Sergio. Es otra cosa.
EliminarNamasté.
Cuando no nos reconocen, hasta pareciera que nos perdemos de vista a nosotros mismos.
ResponderEliminarTriste, pero hermoso.
Abrazo
Sí, Mirellísima, algo de eso hay. Perdemos un punto de referencia que siempre estuvo ahí para reconocernos.
EliminarElla está con un pie aquí y otro en la dimensión X, nada oscuro porque siempre está sonriendo y hablando con mi padre que murió hace muchos años, como si lo hubiera reencontrado. Es como si hubiera vuelto atrás en el tiempo y entonces tuviera otra imagen de nosotros y por eso no reconoce la actual. Vete a saber. Igual la cosa va por días y alguna vez te mira con toda la lucidez del mundo en los ojos.
No es Alzheimer ni nada de eso. Es el fin del proceso vital.
Abrazo, hermosa.
Namasté.
En una palabra: Precioso.
ResponderEliminar¡Que sepas Morgana que me estoy quedando sin suspiros!
Saludos
No me digas eso, que luego viene tu amante a pedirme cuentas y no voy a saber qué contestarle. (ríome).
EliminarMe alegra que te gustara, Mó. Es bueno cuando contactas con alguien con tu entusiasmo.
Muchas gracias.
Namasté.
Me emociona y conmueve leerte es una preciosidad de poema, triste pero hermoso y rico en las imágenes que trasmites, con esa maravillosa y excelente manera a la que nos tienes acostumbrados.
ResponderEliminarUn abrazo enorme y mi saludo.
Lo triste no condice con lo feo ni lo hermoso con lo alegre, tú sabes. Pocas cosas tan subjetivas como la belleza, Eugenia.
EliminarEmocionarte, conmoverte, de eso se trata. Si lo conseguí, me alegro un montón.
Mil gracias y otro abrazo.
Namasté.
Terrible, ya no conocer a quien conocimos. Terrible, que no nos conozcan... Un abrazo.
ResponderEliminarSe termina aceptando, Darío, como una espera del fin. Una se retrotrae también en el tiempo y la recuerda como la fiera hermosísima que era. El amor tiene sus propias pautas.
EliminarUn abrazo, loco.
Namasté.
Realmente emocionante y encantador...
ResponderEliminarSaludos!
Gracias, porteño, me alegra emocionarte. No es cualquier cosa eso.
EliminarNamasté.
Estas letras me emocionan, y siento apretado el corazón, un beso.
ResponderEliminarQuizás tu poema más emotivo, hermosísimo, Mimor. Un beso.
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