Entro en el ascensor
y digo pájaro.
En los largos pasillos
cuajados de denuncias
pienso pájaro.
Con la exigencia muda de los muertos
con su fe inquebrantable
digo pájaro
pájaro
pájaro
y espero
que se llene el Juzgado
de alas ruidosas.
Qué empeño loco el mío
soltar pájaros
en medio de un sarcófago.
El motivo puede ser ayudarle a volar al de la caja.
ResponderEliminarBesos que vuelan
Bueno, el sarcófago es una metáfora de Juzgado.
Eliminar¿Has estado alguna vez en alguno?
Eso es lo que son los juzgados, sarcófagos donde entierran a la justicia bajo cientos de legajos.
Todo el poema es una metáfora libertaria.
Gracias por venir, Saudades.
Namasté.
Por un lado pienso en pasillos kafkianos. Pero el pájaro como luz... la necesidad de liberar...
ResponderEliminarUn abrazo.
Todo resulta kafkiano en cuanto topamos con la burocracia, sí. De ahí la sensación de asfixia y el ansia de aire.
EliminarOtro para ti, Darío.
Namasté.
Yo soltaria pajaros blancos que envuelvan la esperanza de los que son juzgados. Que bella metafora. Saludos amiga. Feliz Sabado.
ResponderEliminarMe alegra que te llegue, Gata, y es que tú eres de las que transforman la utopía en algo alegre y cotidiano.
EliminarFeliz semana, guapa.
Namasté.
Esos empeños locos son los que producen cambios... a veces hay que esperar.
ResponderEliminarLa imagen me pareció estupenda. Y ví tus pájaros volar...
Abrazo, Morg.
La justicia se hace esperar más que un amante deseado, Mirella y con una enorme desesperanza por lo que ves a tu alrededor, así que una pone en marcha mecanismos extraños para afrontar la falta de oxígeno que en mí llega a producirse literalmente. Hay que mover el aire del sarcófago. (ríome).
EliminarLo tuyo son las palabras como pájaros, así que sabes muy bien de qué hablo.
Un beso, hermosa.
Namasté.