Te voy a regalar
una matrioska núbil
con cien puertas abiertas
y cien puertas cerradas,
para que no te aburras
en tu titirimundi,
una que sea todas
las oscuras y claras.
Besos de mandarina
dulces frutas de hielo
para que se derritan
al roce de tu boca.
Dos muslos de alabastro
en tu cintura fuego
y dos senos de escarcha
lucernas sigilosas
que iluminen tu cara
buscando cicatrices
que no quieras mostrar,
y quiero regalarte
una casa en el aire
un arroyo en la tierra
un alma en libertad
y si me apuras mucho
amor de mis amores
una niña de luna
y un niño de cristal.
una matrioska núbil
con cien puertas abiertas
y cien puertas cerradas,
para que no te aburras
en tu titirimundi,
una que sea todas
las oscuras y claras.
Besos de mandarina
dulces frutas de hielo
para que se derritan
al roce de tu boca.
Dos muslos de alabastro
en tu cintura fuego
y dos senos de escarcha
lucernas sigilosas
que iluminen tu cara
buscando cicatrices
que no quieras mostrar,
y quiero regalarte
una casa en el aire
un arroyo en la tierra
un alma en libertad
y si me apuras mucho
amor de mis amores
una niña de luna
y un niño de cristal.
ResponderEliminarPreciosas las intenciones. He empatizado con cada una de ellas.
Gracias Morgana.
Saludos desde Granada.
Sete
Una cancioncilla poco habitual en mí.
EliminarMe alegra que empatizaras con ella.
Gracias a ti, granaína.
Namasté.
Al leerlo, te inunda de alegría.
ResponderEliminarRegalar engendra más alegría, si cabe, que recibir.
EliminarUno es lo que da.
Gracias, Alfredo.
Hay gente como vos, negrucha, que tiene el don de regalar la libertad porque conoce el lenguaje de casi todas las ganzúas.
ResponderEliminarYo creo que el elfito va a heredar lo mejor de su abuela: el no rendirse.
Qué más quisiera yo. Igual te quedó una frase de esas tuyas para enmarcar, bicho.
EliminarY bueno, pobre elfito, espero que no se la pase huyendo hacia adelante, como yo.
Morgana, no puedo decir mucho, apenas soy una aprendiz de escribiente y con la poesía casi no me he atrevido.
ResponderEliminarVengo del blog de Gavrí y sólo te dejo el suspiro leve de mi emoción, ante la belleza de tus palabras.
Muchos saludos desde Buenos Aires.
Me alegra verte por aquí, Mirella.
EliminarYa estuve en tu blog y me ha gustado mucho la soltura y naturalidad con que te mueves.
Por allí me tendrás.
Un abrazo, argenta.
Namasté.