Puedo mentir y miento que estoy temblando ocasos
que atrapo desde el borde ciego de mi ventana,
que soy la mujer dulce de gestos abnegados,
sentada en el vacío detrás de una alambrada.
Mentir que la esperanza siempre es definitiva,
que el aire huele a lluvia cada seca jornada,
que trepan mis caderas flores de buganvilla
y me saben los pechos a menta y mejorana.
Mentir que está el invierno muerto de primavera
y el olvido recuerda cada día mi nombre,
que el llanto y la alegría no reciben esquelas
y que me esperas ancho y fecundo cada noche.
Que el tiempo se desliza por un reloj de arena
inagotable y mansa desde un sueño dorado,
que no existe pasado y es sólo una acuarela
colgada de una esquina, que mirar de soslayo.
Pero debo acordarme de no torcer la boca,
de levantar la frente, de medir la palabra
y mentir como miente riente y seductora
la noche de verano: mirando cara a cara.
Preciosa poesia.
ResponderEliminarMorgana muito belo ...lindo demais Pedro Pugliese
ResponderEliminarGracias, señores, muchas gracias.
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