Quién no abrazó interminablemente
en un instante íntimo de exilio,
la plenitud salvaje de un idilio
hecho de carne y vísceras y mente.
Quién no abortó irremediablemente
algún amor gestado, sin auxilio,
en cualquier clandestino domicilio
ante un prohibido hogar de llama ausente.
Por el relámpago de un disparate,
quién no ha muerto en la gloria de un combate
de amotinadas sábanas furtivas,
para resucitar, sola y desnuda,
con la triste impudicia de una viuda
de muerto corazón y manos vivas.
De tosca sensibilidad pero todavía vivo para ser aguijoneado por un soneto, me he conmovido por la letra y por la "música" de tu poema, Morgana, como si se tratara de una composición propia, como si tuviese toda una vida por delante para disfrutar la intensidad de un amor como el que describís, como si pudiese expresarme con tu fuerza, con tu magia, con tu rima.
ResponderEliminarHermoso trabajo, Morgana.
Un saludo muy grande.
Ariel
Quién, no ha vivido un instante de intensa vibración que te hace ir, hacer, ser...aquello que jamás hubieras hecho si las circunstancias hubieran sido otras. Y despúes, tal vez el olvido, o la nostalgia, un corazón dolorido y nada igual a lo que aferrarse. Pero como la vida continua, mientras estamos en ella seguimos nadando por sus aguas y, a veces, por tortuosos caminos, no obstante, todo nos queda y llena, como experiencia, lección ... y así, vamos evolucinando, de a poco pero seguro.
ResponderEliminarTu soneto me inspiró, Morgana, y es de una belleza deslumbrante.
Y abrumadoramente hermoso todo cuanto escribes.
Gracias, por seguir escribiendo y compartiendo.
Un abrazo enorme, querida.
Tremendo. Aquí hay toda una historia de amor de esas que duelen, que se pierden. Qué bella lectura.
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