Sí, me digo a mí misma, vivir es otra cosa
que esta pelea absurda por mantenerse erguido
a través del estrago que perfora el oído
si desenvaino el verso de la mente furiosa.
Otra cosa, supongo, no menos peligrosa
pero que no se cebe siempre en el que está herido.
Algo menos cobarde, sutil como un gemido
cuando acaricia el estro con mano temblorosa.
Algo rojo, tal vez, un torbellino cálido
en la puerta o la llave para un amor escuálido
que guarde junto al hueso mi memoria callada.
No sé, quizá escribir su diáfana herejía
crudelísima y simple como la luz del día
y asumir de sus fauces la turbia dentellada.
Qué belleza de composición esto que dice:
ResponderEliminar“Algo menos cobarde, sutil como un gemido
cuando acaricia el estro con mano temblorosa.”
No me esperaba, pero para nada, ese acelerón en plena curva sobre los pianitos que le bajaste en el segundo cuarteto con ese anafórico “Otra cosa” que arriesga con el pie de rima. Hay que ver el pulso que tenés, che.
Una gozada de soneto, reina de mí.
Hola, poetisa, no te acordarás de mí, desaparecí hace mucho de la blogosfera, pero hoy tenía ganas de poesía. Cerré mi blog, con 100 entradas clavadas, y desaparecí, en parte por culpa de una cierta cobardía que me impidió autopublicarme. Me he leído 5 poemas, me han gustado mucho, como siempre, sobre todo los sonetos, que yo ni lo he intentado todavía escribir uno. Tu poesía me influyó, más que nada perdí el miedo a escribir tacos y a hablar de zombis, parapente o jacuzzis, y aún no se me ha fundido la bombilla y sigo escribiendo. Si quisieras visitar mi blog, cerré mi página (por ahora) con un poema en el que hablas tú, tu foto veía cuando lo escribía, porque necesito ver rostros para mis personajes, vamos a llamarlos modelos o quizás musas, y vamos, en ese poema te veía a ti, por reflejo espontáneo. Os deseo mucha suerte con vuestro libro/antología, ojalá esté yo algún día en posición de promocionarlo. Besos de tu hijastro poético y mucha suerte.
ResponderEliminar