Como una piedra despierto después de dolerme tanto,
dura al tacto, intransigente, fría como el desencanto
con la lucidez precisa para ver alrededor
y nada me es suficiente. Se me ha perdido en la piel
otro sueño de papel
que confundí con amor.
MdP
Ante el murmullo obsceno de la vida
me sucede el silencio como un rito
que se opone al enjambre de la letra tendida
al sol que más calienta y su estridente grito.
Se desdice de mí mi consabida
pasión por el vocablo nunca escrito
y cronometro el caos, el vértigo, la herida,
reina de la quietud sobre la que levito.
Con la voracidad de la indigencia,
a su anorexia, lánguida, me presto
como virtual carnada silenciosa.
Y me dejo morir en su presencia.
¿Volverá la palabra en manifiesto
tras el mustio cadáver de la rosa?
Salud, reina de mí
ResponderEliminarVolverá la palabra cuando tú quieras, que sobre ella siempre has mandado, es sabido. Mientras tanto, yo te hago la ola.
Kisses!