A Mirella Santoro, la mujer, la escritora.
con mi amor y mi admiración.
Cualquier lugar es bueno para amarte
con tu policromía abrumadora.
Demasiado fulgor para ojos terrenales
como una Juana de la Cruz, carnal,
llena de precipicios y de grandes alturas,
tierna amante de acero o soldado de yerba
rosa de monasterio
clavel de lupanar
redescubriendo el golpe de la sangre
que se desborda de tu boca antigua.
Mujeres como tú
de pródigas caderas visionarias,
seducen en palabras la esencia de la vida,
tensando, de Artemisa, el arco aéreo
para cazar ofidios de reptantes vocablos
que dejarán su piel en los hondos cenotes
donde copulan libres
acuáticos relatos y poemas.
Raíz y arboladura de todos tus ancestros
perfume de mujer
lavanda y mirto
en el borde mental de cualquier hombre fértil.
Místicahijadeputa
masturbando infinitos literarios,
nada podrá contigo.
Estoy profetizando tu victoria.
Comentarios
Publicar un comentario