tú te vas a morir de intensidad
cualquier día tranquilo en que la vida
se te duerma en los brazos
confiada
y te bese en la boca de la furia
como una mujer fácil
que se entrega sin lucha
cuando no tengas que inspirar profundo
para el salto al vacío
y el riesgo sea un recuerdo
que ya dejaste escrito
cuando se aburran todos los demonios
de sentarse en tu pecho
y ante la fuerza de tu rebeldía
renuncien los fantasmas que te acosan
si es que bajas la guardia por el sueño
quizás cuando tus ojos no me acechen
detrás de las persianas de la ausencia
porque hayas decidido que no soy
el último castigo
y se te quiten esas ganas turbias
de lastimarme
entre verso y beso
cuando toque en la puerta el tiempo de ser bueno
yo me voy a morir
de intensidad
cuando amanezca el día
en que me desperece
tardía y remolona
sin que tu rostro amargo me sorprenda
al levantar los brazos en el aire
perplejo el corazón por no extrañarte
cualquier día tranquilo en que la vida
se te duerma en los brazos
confiada
y te bese en la boca de la furia
como una mujer fácil
que se entrega sin lucha
cuando no tengas que inspirar profundo
para el salto al vacío
y el riesgo sea un recuerdo
que ya dejaste escrito
cuando se aburran todos los demonios
de sentarse en tu pecho
y ante la fuerza de tu rebeldía
renuncien los fantasmas que te acosan
si es que bajas la guardia por el sueño
quizás cuando tus ojos no me acechen
detrás de las persianas de la ausencia
porque hayas decidido que no soy
el último castigo
y se te quiten esas ganas turbias
de lastimarme
entre verso y beso
cuando toque en la puerta el tiempo de ser bueno
yo me voy a morir
de intensidad
cuando amanezca el día
en que me desperece
tardía y remolona
sin que tu rostro amargo me sorprenda
al levantar los brazos en el aire
perplejo el corazón por no extrañarte
nunca te vi decir "no puedo más"
ni siquiera llegado de la muerte
con la bala en el pecho
los ojos torturados
y el alma aherrojada
nunca bajar las armas del vocablo
ni admitir la derrota por hastío
aunque tu sangre sea diferente
y tengas un candado en la boca del hambre
nunca, aunque la fiebre
te suba por los pies a la garganta
y combustione el hielo
del iceberg hiriente del futuro
que nos espera a todos
y tú has reconocido bajo el agua
va para cuatro años inclementes
que te veo forzar tu íntima debacle
una vez
y otra vez
y otra más
para entregarte desde lo profundo
al sueño de lo efímero
como si de verdad sirviera para algo
llega tu voz a mí
dulciferoz
llega tu hombría
y me da por pensar
que si eso no es amor para tiempos de cólera
es que el amor no existe
ni siquiera llegado de la muerte
con la bala en el pecho
los ojos torturados
y el alma aherrojada
nunca bajar las armas del vocablo
ni admitir la derrota por hastío
aunque tu sangre sea diferente
y tengas un candado en la boca del hambre
nunca, aunque la fiebre
te suba por los pies a la garganta
y combustione el hielo
del iceberg hiriente del futuro
que nos espera a todos
y tú has reconocido bajo el agua
va para cuatro años inclementes
que te veo forzar tu íntima debacle
una vez
y otra vez
y otra más
para entregarte desde lo profundo
al sueño de lo efímero
como si de verdad sirviera para algo
llega tu voz a mí
dulciferoz
llega tu hombría
y me da por pensar
que si eso no es amor para tiempos de cólera
es que el amor no existe
en una flor cortada se ha resumido un hombre
que es todos y ninguno
porque nombra la flor la flor existe
para adornar el pelo de mi ausencia
puede con la palabra
derrocar el gobierno de los tiempos de estío
y convencerme de que el sol no brilla
más que para mis ojos
si los abro
puede inventar ciudades donde perderse un día
por calles peligrosas
y como Dios
resucitar los muertos de sus tumbas de olvido
puede traer la muerte de la mano
de tanto no quererme y tanto amarme
con la contradicción del desencanto
enganchada en los labios de la infancia
y en un torneo antiguo
cubrirme de tarántulas
por creer que me gustan sus cosquillas morbosas
puede decir amor y hacer que bulla
el avispero de sus desazones
y que se abran los muslos con la palabra sexo
conduciendo la mano de la mas-turbación
tan lejos y tan cerca
inexplicablemente
en su palabra se resume el hombre
y es todo cuanto ha escrito
porque nada le obliga a pronunciarse
ni a salir de sus fueros
más allá de que sea otra palabra
la manipuladora de su instinto
concentrada y procaz como una puta ciega
sobre los genitales del futuro
el aire es una Biblia con su nombre
temblando en la portada
soy un acto de fe inquebrantable
con la palabra nunca en la mirada
Llevo toda la tarde ensimismada
mordiéndome la lengua
como si hubiera muerto de tanto apalabrarte
y no me diera cuenta del paso de los días
y su peso en mis ojos somnolientos.
No sirven los somníferos
para alejar la vida con todas sus tragedias,
entonces me atiborro
de grageas albinas de silencio
por bloquear su paso si hablo de nosotros.
Tú mantienes la tuya a salvo de espejismos
y tampoco precisas levantarme la mano
para que acuse el golpe del amor.
No sé si es que enfermamos ayer de indiferencia
o de alguna esclerosis por hastío
pero somos expertos tendedores de puentes
colgados del vacío existencial
sin presentir orillas.
Tú eras para mí
mucho antes de nacer al desengaño,
y ha diluviado tanta tinta en verso,
que puedo cerrar puertas mientras hablo de amor
o abrirlas una a una despacito
sin que el amor enseñe su rostro mutilado.
Te puedo acariciar
sin darte tiempo para defenderte,
vaciarte el cargador en la mirada
y dejar de abortar hijos sin padre
porque la prosa ocupe mi lugar en tu boca
y sea, sin remedio, "el viento que no cesa"
para cerrar el círculo.
Igual, todo está escrito.
No ha sido Ultraversal,
he sido yo
quien te puso en el ring contra las cuerdas
y te obligó a fajar el golpe del absurdo
un día y otro día
agresiva y paciente
hasta que echaste sangre por la nariz del miedo,
intermitentemente, como un faro
de luces descreídas
en la costa del odio.
He sido yo
desde el primer minuto desairado
quien te curvó la boca
con un verso que no cedió al chantaje
de muertos ni de vivos
hasta que al fin dejaste de mirar los espejos
con ansia de cuchilla
y diste una patada a los cilicios
catártico de espanto.
No ha sido Ultraversal,
has sido tú
quien removió la tierra de mi tumba
y me izó por el pelo
hasta sentir el aire en los pulmones .
he sido yo
quien te puso en el ring contra las cuerdas
y te obligó a fajar el golpe del absurdo
un día y otro día
agresiva y paciente
hasta que echaste sangre por la nariz del miedo,
intermitentemente, como un faro
de luces descreídas
en la costa del odio.
He sido yo
desde el primer minuto desairado
quien te curvó la boca
con un verso que no cedió al chantaje
de muertos ni de vivos
hasta que al fin dejaste de mirar los espejos
con ansia de cuchilla
y diste una patada a los cilicios
catártico de espanto.
No ha sido Ultraversal,
has sido tú
quien removió la tierra de mi tumba
y me izó por el pelo
hasta sentir el aire en los pulmones .
Has sido tú
quien cruzó por mi lágrima
como un brusco relámpago
que me cegó la pena con la suya.
No ha sido Ultraversal,
pero sirvió para resucitarnos
y es aquí,
únicamente aquí,
en esta realidad que hemos escrito,
donde la muerte baja la mirada
cuando pasa de largo
por más que la nombremos.
La noche se me enciende
con el temblor verdoso de tu onda expansiva
al sur del mundo vivo,
cuando cierras la puerta del silencio
y te abres la camisa
sólo para mis ojos
y una horda de niños te ametralla
la memoria de Arcángel catastrófico.
Mi blusa transparenta los pezones del aire
mientras Legión murmura en mis oídos
la lista de pecados
que no cometeré
en un mantra ancestral por la pasión perdida.
La oscuridad te guarde en lo invisible
cuando apagas la noche y te utilizo
-justo antes de dormir-
como un perfume caro y peligroso,
porque el tiempo de sueño, huela a hombría.
con el temblor verdoso de tu onda expansiva
al sur del mundo vivo,
cuando cierras la puerta del silencio
y te abres la camisa
sólo para mis ojos
y una horda de niños te ametralla
la memoria de Arcángel catastrófico.
Mi blusa transparenta los pezones del aire
mientras Legión murmura en mis oídos
la lista de pecados
que no cometeré
en un mantra ancestral por la pasión perdida.
La oscuridad te guarde en lo invisible
cuando apagas la noche y te utilizo
-justo antes de dormir-
como un perfume caro y peligroso,
porque el tiempo de sueño, huela a hombría.
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