cuando vuelvas del último homicidio
con el gesto torcido de risa inexistente
y me traigas la sangre del poema nonato
que me pinte de guerra
el rostro y la lujuria
cuando hayas violado a la Virgen del Sueño
y no te quede mente para desentrañarme
que te salve de mí
y no te quede mente para desentrañarme
que te salve de mí
cuando a tu paso cedan el miedo y el espacio
los vivos que me acechan
porque huelas a muerto de deseo
y mi nombre sea un tajo que te cruce la cara de evidencia
los vivos que me acechan
porque huelas a muerto de deseo
y mi nombre sea un tajo que te cruce la cara de evidencia
cuando partas en dos la losa de mi tumba
con tus manos carnales
y por mis ojos quieras perder alguna vez
en la ruleta rusa de los celos
hasta que yo me pierda en tu epitafio
con tus manos carnales
y por mis ojos quieras perder alguna vez
en la ruleta rusa de los celos
hasta que yo me pierda en tu epitafio
cuando no haya en tu espalda más lengua que la mía
ni más puñal que el tuyo clavado en mi retina
ni más muerte que yo
ni más odio que el nuestro para morir matando
la noche en que nos brille el fosfeno de los huesos
porque me mientas todas las mentiras
ni más puñal que el tuyo clavado en mi retina
ni más muerte que yo
ni más odio que el nuestro para morir matando
la noche en que nos brille el fosfeno de los huesos
porque me mientas todas las mentiras
entonces
que sea al alba
mientras aúllan todos sus chacales
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