si yo no me supiera
un híbrido mutante entre niña y anciana
y no le supiera a usted
un racimo de uvas fortuito
al oriente de toda desmesura
la lúcida penumbra con nombre de varón
que juega a desplegarse en un verano
de mudos y solares jeroglíficos
podría apaciguarle la mirada
con la lengua de láudano caliente
entibiando el espejo en que no somos
más que un reflejo gélido de vida
y entregarme a su instinto de nictálope
sumisagenuflexa
con las rodillas llenas de jacintos
perfumando las huellas de sus versos
pero me sé inconstante en la palabra
caigo por levantarme para caer de nuevo
sobre la claridad de su camisa
y esa intermitencia entre ahogo y respiro
entre lecho y cadalso
entre mente y pulsión
confiéselo
un híbrido mutante entre niña y anciana
y no le supiera a usted
un racimo de uvas fortuito
al oriente de toda desmesura
la lúcida penumbra con nombre de varón
que juega a desplegarse en un verano
de mudos y solares jeroglíficos
podría apaciguarle la mirada
con la lengua de láudano caliente
entibiando el espejo en que no somos
más que un reflejo gélido de vida
y entregarme a su instinto de nictálope
sumisagenuflexa
con las rodillas llenas de jacintos
perfumando las huellas de sus versos
pero me sé inconstante en la palabra
caigo por levantarme para caer de nuevo
sobre la claridad de su camisa
y esa intermitencia entre ahogo y respiro
entre lecho y cadalso
entre mente y pulsión
confiéselo
le gusta
no somos más que dos voyeurs impenitentes
por descubrir de un golpe
paisajes ignorados en el otro
tras el desfiladero del intuido enigma
y devorar
el alma de su esquiva belleza estatuaria
le aseguro que al sur de mi sonrisa escéptica
habita una mujer que fue parida
sobre un montón de sombras
una vulgar mujer de barro y furia
ajena a su leyenda
y entregada a la causa de los solos
porque en la soledad se reconoce libre
una entelequia
no somos más que dos voyeurs impenitentes
por descubrir de un golpe
paisajes ignorados en el otro
tras el desfiladero del intuido enigma
y devorar
el alma de su esquiva belleza estatuaria
le aseguro que al sur de mi sonrisa escéptica
habita una mujer que fue parida
sobre un montón de sombras
una vulgar mujer de barro y furia
ajena a su leyenda
y entregada a la causa de los solos
porque en la soledad se reconoce libre
una entelequia
al fín
de vino amargo
sin código de barras que descifre
a la que escribe olvidos
no se extravíe usted si le rompí el noray
y sujétese al puerto de otra boca más dulce y entregada
que más allá del aire
-lo juro por los hijos que no tuve-
yo no valgo la pena
de vino amargo
sin código de barras que descifre
a la que escribe olvidos
no se extravíe usted si le rompí el noray
y sujétese al puerto de otra boca más dulce y entregada
que más allá del aire
-lo juro por los hijos que no tuve-
yo no valgo la pena
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