Lo mío con usted, por no ser más,
se ha acostumbrado al trino del silencio
sobre mi voluntad de sherpa amarga
en la larga ascensión al Himalaya kármico
que esconde tras los ojos,
esos ojos llagados de experto en hecatombes.
Es un promiscuo alud, una puta avalancha
que resigna su despeñada suerte
a la pendiente de la soledad
que ya tengo asumida como una piel obscena
que me desviste el alma a trompicones,
un pedregal donde herirse los pies
camino del quizás...
quizás del nunca,
un arsenal de símbolos que matan
la sensorialidad del pensamiento,
la libertad onírica cuando el instinto eleva sus ganas de pecar
con dos dedos carnales en V de victoria.
Lo mío con usted se diferencia
de lo mío con otros
en la lengua que sangra con los celos de punta,
intempestivamente, sin cauterio posible,
en que le vivo cuanto más le mato
porque si más me odia, más me quiere.
Lo mío sin usted y lo de usted sinmigo
es un túnel cegado por la ausencia,
larguísima distancia a un oscuro imposible.
se ha acostumbrado al trino del silencio
sobre mi voluntad de sherpa amarga
en la larga ascensión al Himalaya kármico
que esconde tras los ojos,
esos ojos llagados de experto en hecatombes.
Es un promiscuo alud, una puta avalancha
que resigna su despeñada suerte
a la pendiente de la soledad
que ya tengo asumida como una piel obscena
que me desviste el alma a trompicones,
un pedregal donde herirse los pies
camino del quizás...
quizás del nunca,
un arsenal de símbolos que matan
la sensorialidad del pensamiento,
la libertad onírica cuando el instinto eleva sus ganas de pecar
con dos dedos carnales en V de victoria.
Lo mío con usted se diferencia
de lo mío con otros
en la lengua que sangra con los celos de punta,
intempestivamente, sin cauterio posible,
en que le vivo cuanto más le mato
porque si más me odia, más me quiere.
Lo mío sin usted y lo de usted sinmigo
es un túnel cegado por la ausencia,
larguísima distancia a un oscuro imposible.
Nada que no podamos superar
con el asombro
mirándose a los ojos, en la letra.
Lo mío con usted,
casi sin tí
no es que esté viejo en sus trasmutaciones,
es que se está pensando si merece la pena
rebelarse y nacer libre de culpa,
porque escribas un día
la crónica sin fecha de mi muerte en tu boca.
.
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