Asómbrate de tu frondosidad
no de extrañarme
como una rama que taló el destino,
que no soy un desliz de la nostalgia
ni me estoy preguntando qué hago aquí,
frágil raíz sin tierra que me nombre.
Fíjate bien
al tender la estocada de tus brazos,
que por casualidad no desbarates
mi juego de cintura con el mar,
que hueles a limón anochecido,
a sol
a sal
a madreselva verde
y estás en madurez como el verano
que nos vigila el salto para el beso.
Dime a qué absurda hora
surfeas la amargura,
que voy a ser la ola que te mantenga a flote
sin cobrarte interés,
hasta la misma orilla sin memoria.
Qué tronamenta anoche,
qué relampaguerío,
qué despendole de agua, qué rareza
en este Atacama desquiciado,
cuando llegué a mirarte
y ya te habías ido
caminito del hambre matasueños.
Algo esférico en ti me ha rodeado
como la poesía que disparas
engatillando ausencia sin maldad aparente.
Miércoles ya.
Sin ti.
Pero contigo.
no de extrañarme
como una rama que taló el destino,
que no soy un desliz de la nostalgia
ni me estoy preguntando qué hago aquí,
frágil raíz sin tierra que me nombre.
Fíjate bien
al tender la estocada de tus brazos,
que por casualidad no desbarates
mi juego de cintura con el mar,
que hueles a limón anochecido,
a sol
a sal
a madreselva verde
y estás en madurez como el verano
que nos vigila el salto para el beso.
Dime a qué absurda hora
surfeas la amargura,
que voy a ser la ola que te mantenga a flote
sin cobrarte interés,
hasta la misma orilla sin memoria.
Qué tronamenta anoche,
qué relampaguerío,
qué despendole de agua, qué rareza
en este Atacama desquiciado,
cuando llegué a mirarte
y ya te habías ido
caminito del hambre matasueños.
Algo esférico en ti me ha rodeado
como la poesía que disparas
engatillando ausencia sin maldad aparente.
Miércoles ya.
Sin ti.
Pero contigo.
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