En qué hora de ayer
callaron la esperanza
de un culatazo súbito en la boca,
por una invocación
a la alegría.
callaron la esperanza
de un culatazo súbito en la boca,
por una invocación
a la alegría.
Al final,
el dolor es lo único
consistente
y no lo calla nadie,
aunque se pase el día agonizando
como la arena estéril de un desierto,
sobre el secreto más inconfesable
que esconda la memoria.
La risa,
ya se sabe,
dura tan sólo el tiempo de escribirla.
el dolor es lo único
consistente
y no lo calla nadie,
aunque se pase el día agonizando
como la arena estéril de un desierto,
sobre el secreto más inconfesable
que esconda la memoria.
La risa,
ya se sabe,
dura tan sólo el tiempo de escribirla.
Después, cualquier disparo
al azar de la letra,
le acierta en plena cara.
Sí, a veces el dolor es el último refugio. Lo que no pueden quitarnos.
ResponderEliminarHermoso poema, pese a lo que se dice en él.
Un saludo.
No sé si el último refugio, pero sí sé que en la vida, tiene más peso específico que la alegría.
EliminarGracias, Antonio.
Namasté.
Magnifico. Un abrazo.
ResponderEliminarMe alegra tu opinión, Alfredo.
EliminarUn abrazo.
Namasté.
A veces me pregunto... parece como si el dolor fuese el mejor maestro. Parece como si las verdades que él nos muestra cuando hemos aparecido al otro lado del espejo tengan más peso y sean más reales que cualesquiera otras. Como si la vida sólo pudiera dar lecciones en vaharadas de sueños, que se escapan entre los dedos. Luego recapacito. Porque las lecciones que da la felicidad también tienen consistencia desde el otro lado del espejo.
ResponderEliminar¡Un abrazo! ^_^
No te lo preguntes. No es el mejor maestro, es el único. Sin el dolor jamás entenderíamos la importancia de la alegría, su valor.
EliminarUn abrazo, Darkito.
Namasté.
triste,hermoso,es difícil conjugar esto,apelo a la alquimia,//
ResponderEliminarLa risa,
ya se sabe,
dura tan sólo el tiempo de escribirla!duro,!.
Ya sabes, la paradoja está servida: la belleza del horror, del dolor, del sufrimiento. Para eso sirve la poesía.
EliminarNamasté.
Morgana... ¡Tanta profundidad me ha dejado callada!...Hay belleza en todo lo que dices; aprendí que ella habita en la flor roja que brota de la herida, al partirse el corazón a sangre y pena.
ResponderEliminarTodo mi cariño para ti.
Muchas gracias, María Inés, me alegra que apreciaras su posible belleza.
EliminarA mí me resultó también muy gratificante tu lectura.
Un abrazo grande, hasta tu tierra, hermosa.
Namasté.