¿Cómo explicarte el asco?
Un asco de persianas entornadas,
de penumbra vernal agonizante,
de siesta maloliente y sudorosa,
de hartazgo de impudor
de agusanada rosa.
Un asco que me sube por las piernas
y me provoca un vómito convulso,
bilis de rebelión, dosis eterna
de desprecio por ver tanta malicia
en boca de mujer.
Ciego el impulso
escupo el asco porque no me ahogue
su repugnante olor a hembra lastrada
de caníbales fauces,
desatada
sobre el dolor del mundo.
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