Con actitud de mantis religiosa
delgada y elegante,
le hipnotizó, serpiente esplendorosa,
el gesto desafiante.
En un runrún de seda de artificio
le provocó distante,
y él la observó sintiendo el maleficio,
gozando del instante.
Tan sólo ve la gretagarbo altiva,
sin apreciar que va de muerte herida
y es puta peligrosa.
Sin adoptar postura defensiva,
inicia una febril acometida
al flanco de la diosa.
Y morirá, incauto, en el intento,
carne en las fauces tristes de un lamento
sin deshojar la rosa.
Hola, Señora, es verdad que en no pocas ocasiones el que se cree en una posición de ventaja es el que está en inferioridad. Ellas, en esto del amor o del deseo o de ambos, casi siempre si no siempre, tienen una daga alerta, un joker emboscado. Ellas, casi siempre o siempre, deciden cuando la carótida está más desatendida y ahí una espina, un colmillo o una indiferencia mortal. Ellas, casi siempre, mueven los hilos de las marionetas que la admiran, diría que incluso son ellas, siempre, las que adoptan la pose de torre indefensa para en el momento preciso lanzarse al asalto y devorar con rechazos o con olvidos al que tanto esperaba y cuanto más frágil pueda parecer más feroz puede llegar a ser el contraataque. Nunca se está seguro de si durante un beso se romperán las cápsulas de cianuro que, ellas, tienen dispuestas para apaciguar al arrogante. Como las fieras acosadas, ellas, desatan sus uñas retráctiles y se las afilan en el pellejo del que se creía victorioso.
ResponderEliminarY ya ve usted, Doña, ya ve usted, yo que detesto, o casi, los versos consonantes y sus excesos en mis acústicos y sin embargo, qué cosas, viene usted, pinta cuatro palabras, las llena de contenido y no sólo me hace ver la luz sino que convierte lo que antes no en pura música.
Yo le dejo un beso, usted haga con él lo que le apetezca.
Le deseo lo mejor, Bruja.
Hombre, sin duda es un tipo determinado de mujer y por lo que sabe de ellas, me da que es de las que le gustan, pero no meta a todas en el mismo saco porque hay mucha gansa ingenua por ahí que todavía cree que los hombres no se depilan ni se hacen la manicura para dar zarpazos por gusto.
EliminarMe acuerdo de mi abuela y de aquello que me decía siempre: Ojito con los hombres, Marquesa, que mucho prometer hasta meter, pero después de metido nada de lo prometido. (ríome)
O sea, las uñas retráctiles no son patrimonio exclusivo de las mujeres. ¿Desde cuando no se las lima, Vaiper?
¿Así que le gustó este tema que tiene más años que una banda de loros? Ays, una va perdiendo con el paso de la letra, la lozanía y la chispa lírica irremediablemente.
Igual me ha gustado que me lo dijera.
Ya pensaré qué hago con ese beso suyo cuando me ponga uñas de porcelana.
Donde la mar termina...
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