Un cuervo anoréxico (que viene a ser lo mismo que un lobo asténico con alas) capta cualquier mínimo movimiento en el tablero cambiante de las emociones, aunque entorne los ojos, en un estado que alguien llamó cinismo alguna vez, y no es más que la consecuencia de una alerta endógena, que no tiene nada que ver con la suerte y lo mantiene vivo.
Las armas no calculan posibilidades ni entienden de destinos ni despistes de los confiados que bajan la guardia.
Él se anticipa al brillo susurrante de la bala
centinelas sus ojos en el miedo del mundo.
Vuela bajo, y que no te detecten los radares del odio.
So be it.
Gostei muito !!! muito real Parabéns Pedro Pugliese
ResponderEliminarNegra, en una la pistola y en la otra la camiseta?
ResponderEliminarQué tiempos feroces aquellos ¿eh? Maso como éstos.
Me alegra que te gustara, Pedro.
ResponderEliminarMerçi bien, y un abrazo.
La pistola, la camiseta, cualquier cosa menos el suéter rojo y amarillo.
ResponderEliminarY sí, Gabriel, tiempos feroces aquellos pero tú te superas siempre a tí mismo, así que seguimos sin tocar techo en cuanto a ferocidades.
Toquemos madera. (ríome).