Qué cielo esperarán los que no mueren, muertos
aunque tengan un rictus de prisa en los talones
y desanden caminos en las constelaciones
donde se expande un fuego de corazones yertos
como una quemadura voraz por cotidiana.
Muertos al sentimiento, cegados a un mañana
que les niega con furia sus ojos de delirios.
Qué edenes soñarán los que por sus martirios
mataron la esperanza de ser y ya no son
mas que carnales huecos en negra procesión
de tenebrosos lirios.
aunque tengan un rictus de prisa en los talones
y desanden caminos en las constelaciones
donde se expande un fuego de corazones yertos
como una quemadura voraz por cotidiana.
Muertos al sentimiento, cegados a un mañana
que les niega con furia sus ojos de delirios.
Qué edenes soñarán los que por sus martirios
mataron la esperanza de ser y ya no son
mas que carnales huecos en negra procesión
de tenebrosos lirios.
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