Podía haber sido mucho peor de lo que es y haber nacido mosca, o rata de laboratorio diseccionable. Qué se yo, podría haber sido pez en alguna pecera de agua corrupta o un pavo yankee en el día de Acción de Gracias.
Por poder, podía hasta haber sido un niño en Chernobil, un viejo en Fukushima, una madre en Somalia, una campesina en Guatemala.
Una es lo que es sin haberlo elegido, pero hay que agradecer a la casualidad y no quejarse tanto de la vida.
No hay que culpar a nadie porque existan los abismos.
Saltar corre por cuenta propia.
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