Tal vez desilusión, no aburrimiento.
Jamás me aburro yo conmigo misma,
me inauguro portátil, voy y vengo
y me sobra talento armamentista
para partir de cero en cualquier guerra,
al no soñar con tierras prometidas.
Mi territorio se abre en el presente
sobre el páramo azul de la inventiva.
No soy de las que lloran el pasado
negando la pasión de cada día,
a mí lo que me gusta es el camino,
la huella de los pasos, la genista
en la cuneta donde duermen tantos
sobre todos sus cuerpos florecida.
A ninguno le debo un mal regalo,
ninguno me ha dejado malherida,
lo que me dieron dí, siempre sobrada,
y al irse pasé página deprisa.
Mi lealtad se ajusta a lealtades
que no terminan más que con la vida,
el resto ni me mueve, ni me importa,
ni consigue borrarme la sonrisa.
¿Aburrimiento? No, ni estando muerta,
desengaño, quizás, por estar viva.
Pero es lo que estoy, viva y armada
hasta los dientes con la poesía.
Jamás me aburro yo conmigo misma,
me inauguro portátil, voy y vengo
y me sobra talento armamentista
para partir de cero en cualquier guerra,
al no soñar con tierras prometidas.
Mi territorio se abre en el presente
sobre el páramo azul de la inventiva.
No soy de las que lloran el pasado
negando la pasión de cada día,
a mí lo que me gusta es el camino,
la huella de los pasos, la genista
en la cuneta donde duermen tantos
sobre todos sus cuerpos florecida.
A ninguno le debo un mal regalo,
ninguno me ha dejado malherida,
lo que me dieron dí, siempre sobrada,
y al irse pasé página deprisa.
Mi lealtad se ajusta a lealtades
que no terminan más que con la vida,
el resto ni me mueve, ni me importa,
ni consigue borrarme la sonrisa.
¿Aburrimiento? No, ni estando muerta,
desengaño, quizás, por estar viva.
Pero es lo que estoy, viva y armada
hasta los dientes con la poesía.
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