Yo exijo lo imposible.
El resto no me importa porque no late en el cristal aunque lo intente y se revele como un yogourth caducado y amargo sobre mi lengua hastiada de sabores sensiblemente masculinos, audazmente femeninos, que no terminan de dar la talla que se ajuste a mis nalgas.
Estoy harta de barrer hojas muertas.
Me parieron unívoca y no me cambio el nombre ni aunque escriba mierda en las tres dimensiones del pecado.
Se ha detenido el tiempo. Qué más da.
Despierto del sopor epidural.
Mañana será tarde y en la espera
soy desahuciado túmulo de arena.
Despierto del sopor epidural.
Mañana será tarde y en la espera
soy desahuciado túmulo de arena.
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