Es posible que esté disparatada.
O loca.
O enamorada.
Cada día me acuerdo menos de mí.
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La oscuridad ha empezado a gustarse desde que la acaricio.
Me ha dicho que hasta se perfuma con Armani Code para salir al mundo.
Mis manos son las ariscas de siempre.
El milagro es del aire que las suaviza.
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Hace acto de presencia en los momentos más inoportunos.
Llega y me punza, me traspasa, me descoloca.
Eres el olor de mi vida.
Nada huele como tú.
Y yo voy, y me lo creo.
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Yo esperaba que me dijera si soy esa mitad que falta en algún lado, por eso de no verme tan anómala, pero él tampoco lo sabe.
Ni siquiera sabe que me anda buscando desesperadamente.
Es aún más anómalo que yo.
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Siempre hay un ángel negro ardiéndote en los labios, le dije, y por llevarme la contraria se empecina en su demonio.
Sigue pronunciándome abismos por los que despeñarme.
Tira y tira de mí porque me quiere al fondo de su fondo.
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