No es que sea una adicta al salvataje indiscriminado.
Sé por experiencia propia que nadie te salva de tí mismo.
Él es su mayor enemigo, pero a mí me come la impotencia por los pies.
De potente a impotente hay una enorme diferencia semántica. El "in" es un puto muro que despanzurra el verbo activo. Ni siquiera el amor puede saltárselo con sus pértigas irracionales.
Toda mi potencia taúrica se queda en agua de borrajas ante la realidad del exterminio programado.
Soy una lengua estéril a la hora de preñar monstruos.
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