Qué forma de pensar la tuya. Insistes
en dar golpes de ciego. La montaña
no se ha de doblegar. Toda tu saña
no es suficiente.¿Para qué persistes?
Yo no soy el cajón donde olvidar tristezas
ni la esmeralda turbia del fracaso
que refulge en el cuello de tu vida.
Resbalo entre las manos de la mediocridad
como un pez huidizo y libertario
porque bastante tengo con los míos.
(Fracaso digo,
donde digo ausencias,
donde digo amantes,
donde digo amigos).
Alguna vez repté al son que me tocaban
otras bocas feraces
y aprendí del ofidio a exponer cromatismos
y a condensar el sol sobre el lomo mimético,
plena de hastío, plena
de piedras desoladas.
Cuando la afasia gris se me instauró en el nombre,
me brotaron dos alas para el vértigo
y maté la inocencia.
Me niego a ser andarivel sonoro
de la escalera muda que transitas
y aunque tenga las alas mutiladas
siempre volaré al límite
de bosques ignorados que puedan sorprenderme.
Y tú, no me sorprendes.
Bendita introspección acorazada
que no se alquila y cierra por derribo
-ajena a la razón de un sol cautivo-
su ecuménica voz de luna airada.
en dar golpes de ciego. La montaña
no se ha de doblegar. Toda tu saña
no es suficiente.¿Para qué persistes?
Yo no soy el cajón donde olvidar tristezas
ni la esmeralda turbia del fracaso
que refulge en el cuello de tu vida.
Resbalo entre las manos de la mediocridad
como un pez huidizo y libertario
porque bastante tengo con los míos.
(Fracaso digo,
donde digo ausencias,
donde digo amantes,
donde digo amigos).
Alguna vez repté al son que me tocaban
otras bocas feraces
y aprendí del ofidio a exponer cromatismos
y a condensar el sol sobre el lomo mimético,
plena de hastío, plena
de piedras desoladas.
Cuando la afasia gris se me instauró en el nombre,
me brotaron dos alas para el vértigo
y maté la inocencia.
Me niego a ser andarivel sonoro
de la escalera muda que transitas
y aunque tenga las alas mutiladas
siempre volaré al límite
de bosques ignorados que puedan sorprenderme.
Y tú, no me sorprendes.
Bendita introspección acorazada
que no se alquila y cierra por derribo
-ajena a la razón de un sol cautivo-
su ecuménica voz de luna airada.
Comentarios
Publicar un comentario