Lo mío con usted
¡Con toda la impiedad
que cabe en la inclemencia de su verbo,
y puede arder de pronto en la ternura
que endulza un bulevar de paraísos!
Quebrar con su catana de alma estigia
un sueño de doncel;
hendir la ingenua murga de un cielo atolondrado de jarana
con una hostia abisal en pleno rostro
del rostro entronizado de algún tótem de cálamo.
Tiznar de mil carencias
un plenilunio azud de esbeltos soliloquios
forrados de oropel y mariposas;
abyectos salvavidas
que a deshabituados robinsones
arrastran a esta orilla de ultramar
soñando en descubrir fiordos más lánguidos.
Tanta emoción exhala de su bífido apéndice bucal
-rojo iceberg presunto-
que su súcuba y caústica indolencia
no puede ser verdad, sino estudiada pose.
Y luego se derrite y es capaz
de abrírsele de piernas, o de brazos,
-sin más pudor que el gusto por el gusto-
al sexo versiforme
erecto en el astil de un poema candente.
Lo mío con usted viene de arcano,
desde que me mostró que con los versos
se puede uno follar todos los males
llamando a cada esquela por su nombre.
Lo mío con usted…, es que la admiro.
**
que cabe en la inclemencia de su verbo,
y puede arder de pronto en la ternura
que endulza un bulevar de paraísos!
Quebrar con su catana de alma estigia
un sueño de doncel;
hendir la ingenua murga de un cielo atolondrado de jarana
con una hostia abisal en pleno rostro
del rostro entronizado de algún tótem de cálamo.
Tiznar de mil carencias
un plenilunio azud de esbeltos soliloquios
forrados de oropel y mariposas;
abyectos salvavidas
que a deshabituados robinsones
arrastran a esta orilla de ultramar
soñando en descubrir fiordos más lánguidos.
Tanta emoción exhala de su bífido apéndice bucal
-rojo iceberg presunto-
que su súcuba y caústica indolencia
no puede ser verdad, sino estudiada pose.
Y luego se derrite y es capaz
de abrírsele de piernas, o de brazos,
-sin más pudor que el gusto por el gusto-
al sexo versiforme
erecto en el astil de un poema candente.
Lo mío con usted viene de arcano,
desde que me mostró que con los versos
se puede uno follar todos los males
llamando a cada esquela por su nombre.
Lo mío con usted…, es que la admiro.
**
Piel de aspid
Se dice de mentira y sin embargo
se reencarna en Morgana para hacerse
redecorar la boca en piel de áspid.
Hinchable no lo sé
pero muñeca, seguro que se siente;
observada, absorbida, degustada,
paladeada en la tarde curvilínea,
allí donde los versos ruborizan
las ansias delatoras:
en las ingles del plástico.
Dice gata y yo sé que por tamaño
es tigresa de siesta en baobab,
acechándonos queda y expectante
morganática, cósmica,
telúrica.
Chamana, zahorí, bruja y herética.
Señora del anillo sin anillo,
mesalina, penélope, cleopatra,
mohicana en la tribu de Madrid,
egocéntrica y última.
Y acólito de Onán
un poeta sucumbe en la prosodia reflexiva del Yo,
turbado más del vicio en la palabra
que rendido a la usura de los astros
-sodomita de lunas-
en busca del esperma evolutivo que redunde en su Ser
o eyacule en los versos de su Nada.
Porque escribe
sus miserias en kleenex de bazar oriental,
o asido a un ratón ciego, mendicante,
inspirado en la grey
de unos versos banales con alma de rebajas.
Maldito Corte Inglés,
y su línea novísima y mediática
de muñecas multiuso,
que le inyectó la magia inaccesible
de un cielo edulcorado,
en versión símil piel, con abre fácil
y emoción dos por uno.
Efímero poema
para la encarnación de una Señora.
Santiago Redondo Vega 20/08/09
Se dice de mentira y sin embargo
se reencarna en Morgana para hacerse
redecorar la boca en piel de áspid.
Hinchable no lo sé
pero muñeca, seguro que se siente;
observada, absorbida, degustada,
paladeada en la tarde curvilínea,
allí donde los versos ruborizan
las ansias delatoras:
en las ingles del plástico.
Dice gata y yo sé que por tamaño
es tigresa de siesta en baobab,
acechándonos queda y expectante
morganática, cósmica,
telúrica.
Chamana, zahorí, bruja y herética.
Señora del anillo sin anillo,
mesalina, penélope, cleopatra,
mohicana en la tribu de Madrid,
egocéntrica y última.
Y acólito de Onán
un poeta sucumbe en la prosodia reflexiva del Yo,
turbado más del vicio en la palabra
que rendido a la usura de los astros
-sodomita de lunas-
en busca del esperma evolutivo que redunde en su Ser
o eyacule en los versos de su Nada.
Porque escribe
sus miserias en kleenex de bazar oriental,
o asido a un ratón ciego, mendicante,
inspirado en la grey
de unos versos banales con alma de rebajas.
Maldito Corte Inglés,
y su línea novísima y mediática
de muñecas multiuso,
que le inyectó la magia inaccesible
de un cielo edulcorado,
en versión símil piel, con abre fácil
y emoción dos por uno.
Efímero poema
para la encarnación de una Señora.
Santiago Redondo Vega 20/08/09
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