Mi vida, vida mía, es un naufragio
por más que yo sonría ante tu puerta
o llegues como un dulce cataclismo
y no des la callada por respuesta.
El verso es un albur de humor variable
y esta vez te pillé sin más defensas
que las propias del "ente" masculino
que alguna vez te ocupa la cabeza
y deja que te expreses espontáneo
lejos del robocop que gana apuestas.
Debe ser un desliz de tu intelecto
verme con esas dotes pasajeras
de juvenil intrepidez corsaria
¿Desligada de mí? ¡Quién lo dijera!
porque yo no renuncio al rinconcito
de sombras en que guardo la entereza
ni a zozobrar las veces que hagan falta
ni a reinventarme fuera de la cuenta,
como tú no renuncias a tus pozos,
ni a tus ascos, tus vicios, tu inclemencia.
No me veo distinta, te lo juro,
y hasta puede incordiarme que me veas
distinta tú, porque mi yo más mío
es quien se pone en juego en un poema
que no es ni más ni menos que otros tantos
que he escrito por lograr que sonrieras
desde el culo del mundo si estás triste
porque la vida agote tu paciencia
o la muerte te pese en las espaldas
como pesa la muerte a ras de tierra.
Te agradezco, no obstante, el entusiasmo
y el buen humor y hasta la boca tierna
"pavariar" del sismo de silencios
que nos hace temblar a boca llena,
y me alegro, jaim, de levantarte
la moral, la alegría y el esquema
de cualquier otra cosa que se baje
con esa oscilación de las mareas
de poderoso influjo sobre el cuerpo
que como metal dúctil se alabea.
Soy la misma, ya ves. El guinche oscuro
que alguna vez te aclara las ideas.
(Y no me beses, no, que si te beso
cagatum sum. No vaya a ser que sea.)
por más que yo sonría ante tu puerta
o llegues como un dulce cataclismo
y no des la callada por respuesta.
El verso es un albur de humor variable
y esta vez te pillé sin más defensas
que las propias del "ente" masculino
que alguna vez te ocupa la cabeza
y deja que te expreses espontáneo
lejos del robocop que gana apuestas.
Debe ser un desliz de tu intelecto
verme con esas dotes pasajeras
de juvenil intrepidez corsaria
¿Desligada de mí? ¡Quién lo dijera!
porque yo no renuncio al rinconcito
de sombras en que guardo la entereza
ni a zozobrar las veces que hagan falta
ni a reinventarme fuera de la cuenta,
como tú no renuncias a tus pozos,
ni a tus ascos, tus vicios, tu inclemencia.
No me veo distinta, te lo juro,
y hasta puede incordiarme que me veas
distinta tú, porque mi yo más mío
es quien se pone en juego en un poema
que no es ni más ni menos que otros tantos
que he escrito por lograr que sonrieras
desde el culo del mundo si estás triste
porque la vida agote tu paciencia
o la muerte te pese en las espaldas
como pesa la muerte a ras de tierra.
Te agradezco, no obstante, el entusiasmo
y el buen humor y hasta la boca tierna
"pavariar" del sismo de silencios
que nos hace temblar a boca llena,
y me alegro, jaim, de levantarte
la moral, la alegría y el esquema
de cualquier otra cosa que se baje
con esa oscilación de las mareas
de poderoso influjo sobre el cuerpo
que como metal dúctil se alabea.
Soy la misma, ya ves. El guinche oscuro
que alguna vez te aclara las ideas.
(Y no me beses, no, que si te beso
cagatum sum. No vaya a ser que sea.)
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