
que soy sólo palabra
asomada al balcón del infortunio.
Quizás por eso entiendo de paréntesis
y puntos suspensivos,
de mentiras gloriosas y de medias verdades,
de silencios.
Que soy un bicho extraño
que la noche libera a su impudicia
mientras que la asesino
sin ningún protocolo.
Mi violencia late en un susurro
que desea un motivo
uno sólo
para no cegar todos los espejos del alba.
De poco sirvo yo siendo rosa profunda
salvo como placebo
que desata la lengua de tu hombría.
No creas que no sé que soy sólo la bala
que seduce tu carne
al horadarla.
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