Ven deprisa. Ven mudo.
Préñame de silencios
como si no existieran las palabras,
que no sería la primera vez
que un hombre me despose con los ojos
vacíos de horizontes,
limpios de cicatrices.
Yo esconderé las mías
y hablarán las miradas como navajas nuevas
de las nuevas heridas que nos infligiremos.
Total, siempre habrá tiempo
de hablar, cuando los dioses
nos dejen de la mano y nazca el grito
y un sabor a ceniza nos inunde la boca
de crueles palabras desahuciadas
que divorcien las lenguas.
Ven deprisa. Ven mudo.
Préñame de silencios
como si no existieran las palabras,
que no sería la primera vez
que un hombre me despose con los ojos
vacíos de horizontes,
limpios de cicatrices.
Yo esconderé las mías
y hablarán las miradas como navajas nuevas
de las nuevas heridas que nos infligiremos.
Total, siempre habrá tiempo
de hablar, cuando los dioses
nos dejen de la mano y nazca el grito
y un sabor a ceniza nos inunde la boca
de crueles palabras desahuciadas
que divorcien las lenguas.
Ven deprisa. Ven mudo.
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