Los seres razonables se adaptan al mundo.
Los irrazonables intentan adaptar el mundo a sus necesidades.
Luego están los utópicos que pretenden cambiarlo, con el poder púrpura de la sangre.
Mutantes en guerra con su propio atavismo.
Arañazos anacrónicos en la memoria colectiva de los desesperados.
Tierra de nadie.
Y a qué grupo pertenezco, de esa escala tuya del saber, pregunta, como si no lo tuviera claro o sus venas vacías no lo gritaran.
Contesto, como otras veces, por darle el dis-gusto.
Los irrazonables intentan adaptar el mundo a sus necesidades.
Luego están los utópicos que pretenden cambiarlo, con el poder púrpura de la sangre.
Mutantes en guerra con su propio atavismo.
Arañazos anacrónicos en la memoria colectiva de los desesperados.
Tierra de nadie.
Y a qué grupo pertenezco, de esa escala tuya del saber, pregunta, como si no lo tuviera claro o sus venas vacías no lo gritaran.
Contesto, como otras veces, por darle el dis-gusto.
Habrá que agradecer el no estar muertos y ser lo suficientemente inteligentes, como, para, a pesar de los pesares, defender la causa que dicidió unirnos.
ResponderEliminarBravo nerita, te está quedando de puta madre el blog.
Pues verás cuando llegue lo bueno, si sigo viva (ríome).
ResponderEliminarMe importa que te guste, señor escritor, mucho.