Qué madrugada extraña. Los poemas se cruzan
como piezas de un puzzle ante los ojos,
el juego se dispara y los versos se aguzan
en una bacanal de trampantojos.
Te puedes convertir en líder del equívoco
y hablar de mí acariciando a todas,
que todas te amarán en el sentido unívoco
de ser protagonistas de tus odas.
Y puedes inventar, fingir desesperarte
y ser eco de otras convulsiones,
que nunca evitarás que el Arte por el Arte
sea una orgía loca de pasiones.
Un cuento medular, el rayo del fracaso
sobre la carne tersa de mis pechos,
un cosquilleo más que va marcando el paso
sobre la cara oculta de los hechos.
Si por mujer yo hablara, lo que callo por serlo,
levitaría más de un cuerpo místico,
pero menos es más y en amor de estraperlo
yo guardo un arsenal armamentístico.
Jamás saldrá tu hombre de mi boca
en el tira y afloja que engendra siempre daño.
Qué duro es el silencio de una roca.
Qué extraña madrugada y tú...qué extraño.
como piezas de un puzzle ante los ojos,
el juego se dispara y los versos se aguzan
en una bacanal de trampantojos.
Te puedes convertir en líder del equívoco
y hablar de mí acariciando a todas,
que todas te amarán en el sentido unívoco
de ser protagonistas de tus odas.
Y puedes inventar, fingir desesperarte
y ser eco de otras convulsiones,
que nunca evitarás que el Arte por el Arte
sea una orgía loca de pasiones.
Un cuento medular, el rayo del fracaso
sobre la carne tersa de mis pechos,
un cosquilleo más que va marcando el paso
sobre la cara oculta de los hechos.
Si por mujer yo hablara, lo que callo por serlo,
levitaría más de un cuerpo místico,
pero menos es más y en amor de estraperlo
yo guardo un arsenal armamentístico.
Jamás saldrá tu hombre de mi boca
en el tira y afloja que engendra siempre daño.
Qué duro es el silencio de una roca.
Qué extraña madrugada y tú...qué extraño.
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