Tus ojos no verán la muerte de mi verso
ni el declive frontal de mi palabra exhausta.
Reservo mis pudores, mi perfil introverso
y el oscuro latido de mi lado perverso
para esa hora infausta.
No necesito alas, Ángel encadenado,
para volar a ras de la tierra que habito,
ni para emocionar preciso abanderado.
Mi vida es un cuaderno agreste y desolado
en soledad escrito.
No sufras tú por mí, ni temas que me quiebre
violando fronteras que aún no te imaginas.
Los ángeles no saben del poder de la fiebre
de esta simple mortal que con manos de orfebre
reinventa aguamarinas.
ni el declive frontal de mi palabra exhausta.
Reservo mis pudores, mi perfil introverso
y el oscuro latido de mi lado perverso
para esa hora infausta.
No necesito alas, Ángel encadenado,
para volar a ras de la tierra que habito,
ni para emocionar preciso abanderado.
Mi vida es un cuaderno agreste y desolado
en soledad escrito.
No sufras tú por mí, ni temas que me quiebre
violando fronteras que aún no te imaginas.
Los ángeles no saben del poder de la fiebre
de esta simple mortal que con manos de orfebre
reinventa aguamarinas.
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