Regreso puntual pasajera del llanto,
a la costumbre urgente de pensarte en silencio,
hay un puñal de letras en amoroso espanto
que me ofrece nocturno el púlsar que aquerencio.
Sin rastro de furor vigilo el meteoro,
devorador diario de una mujer cansada
que columpia sus dudas al borde de la nada
y en la nada renace del propio deterioro.
Cuánta luz clandestina hay en tus subterráneos,
cómo rompes la noche con tajos espontáneos,
qué perfumes de sándalos me llegan de tu oriente.
Yo sé que estás de guardia allende la utopía
para robarme el alma de la melancolía,
al amor del espectro de un poema demente.
a la costumbre urgente de pensarte en silencio,
hay un puñal de letras en amoroso espanto
que me ofrece nocturno el púlsar que aquerencio.
Sin rastro de furor vigilo el meteoro,
devorador diario de una mujer cansada
que columpia sus dudas al borde de la nada
y en la nada renace del propio deterioro.
Cuánta luz clandestina hay en tus subterráneos,
cómo rompes la noche con tajos espontáneos,
qué perfumes de sándalos me llegan de tu oriente.
Yo sé que estás de guardia allende la utopía
para robarme el alma de la melancolía,
al amor del espectro de un poema demente.
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