No me lo digas hoy que hoy casi no importa
y no llevo la cuenta de tus saltos veniales.
El mío es un impulso que da saltos mortales,
volatinero loco del aire que te exhorta.
Se introduce en los ojos, implosiona en la aorta
y baja hasta la entraña de tus miedos axiales,
a la vanguardia mística de versos augurales
que vaticinan dagas en tu mirada absorta.
No lo digas mañana ni pasado ni nunca
aunque te estés muriendo de ganas de decirlo
y el silencio se ría de mi oscuro alfabeto.
No lo digas jamás que el deseo se trunca
antes de que podamos siquiera concebirlo
si se rompe el silencio con su grito secreto.
y no llevo la cuenta de tus saltos veniales.
El mío es un impulso que da saltos mortales,
volatinero loco del aire que te exhorta.
Se introduce en los ojos, implosiona en la aorta
y baja hasta la entraña de tus miedos axiales,
a la vanguardia mística de versos augurales
que vaticinan dagas en tu mirada absorta.
No lo digas mañana ni pasado ni nunca
aunque te estés muriendo de ganas de decirlo
y el silencio se ría de mi oscuro alfabeto.
No lo digas jamás que el deseo se trunca
antes de que podamos siquiera concebirlo
si se rompe el silencio con su grito secreto.
Se asoma un día o dos y retrocede
porque limita al Norte con tu ausencia
y al Sur con mi esperanza que no cede
ningún terreno a la maledicencia.
Por más que lo deseo no me agrede
ni me provoca con su impertinencia.
No cruza mi frontera ni transgrede
principios de moral con su indecencia.
Siguen pasando turbios temporales
mientras desangro versos invernales
en la impaciencia tensa de la espera.
Jugando al escondite con la muerte
he de reconocer que eres más fuerte.
Sin tí no llega a mí la primavera.
porque limita al Norte con tu ausencia
y al Sur con mi esperanza que no cede
ningún terreno a la maledicencia.
Por más que lo deseo no me agrede
ni me provoca con su impertinencia.
No cruza mi frontera ni transgrede
principios de moral con su indecencia.
Siguen pasando turbios temporales
mientras desangro versos invernales
en la impaciencia tensa de la espera.
Jugando al escondite con la muerte
he de reconocer que eres más fuerte.
Sin tí no llega a mí la primavera.
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