Tendré que hacerme un blog para escupir lo que malinterpreto.
Un blog rojo pasión, lleno de insinuaciones, donde pueda decir aquello que no digo, mientras oigo comadres, distraída, y cazo musarañas.
Un blog de amor y odio, de reverberaciones y silencios, de qué lista que soy-jódete y baila, de sólamente escucho mis voces interiores.
Un blog que recopile los peros y las dudas, los para qué sin un por qué que llevarse a la neura y el arsenal de cartas que nunca te escribí.
Un mandala inexpugnable que me haga un ente en exclusiva entre la marabunta de blogueros.
No me explico qué hago sin un blog, si hasta el más idiota tiene uno, porque si no, no existe.
Un luminoso blog que avale cualquier crimen que pueda cometer en defensa propia, y donde tu nombre no aparezca jamás entre los cientos de nombres que se nombran.
Ahhh un blog, un vacío conceptual esperando mi cicuta de relleno, un estruendo letrálico, un sinvivir a machamartillo, el paso definitivo a la posteridad gloriosa, porque el que calla, otorga, y no me da la gana otorgar un carajo.
Un blog, sí, un blog, ni más ni menos que un puto blog.
Y sálvese quien pueda.
Un blog rojo pasión, lleno de insinuaciones, donde pueda decir aquello que no digo, mientras oigo comadres, distraída, y cazo musarañas.
Un blog de amor y odio, de reverberaciones y silencios, de qué lista que soy-jódete y baila, de sólamente escucho mis voces interiores.
Un blog que recopile los peros y las dudas, los para qué sin un por qué que llevarse a la neura y el arsenal de cartas que nunca te escribí.
Un mandala inexpugnable que me haga un ente en exclusiva entre la marabunta de blogueros.
No me explico qué hago sin un blog, si hasta el más idiota tiene uno, porque si no, no existe.
Un luminoso blog que avale cualquier crimen que pueda cometer en defensa propia, y donde tu nombre no aparezca jamás entre los cientos de nombres que se nombran.
Ahhh un blog, un vacío conceptual esperando mi cicuta de relleno, un estruendo letrálico, un sinvivir a machamartillo, el paso definitivo a la posteridad gloriosa, porque el que calla, otorga, y no me da la gana otorgar un carajo.
Un blog, sí, un blog, ni más ni menos que un puto blog.
Y sálvese quien pueda.
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