este inmóvil sarcófago para los pensamientos
que como ardillas gráciles superaban las ramas
más altas del silencio
este arrumbado fósil del recuerdo inclemente
que vive amancebado con el alma
como una araña negra en el centro del pecho
se columpia en el aire de todas las ventanas
cada vez que respiro la liturgia
del cristal imposible
no me dejo morir de puro amor impropio
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