Helios.

Que salga el sol por donde le apetezca
y si es posible sin que nos abrase,
que no haya que llevar incorporado
el borsalino beige y el abanico
para que no se cuezan las ideas
en el rezume de su propio jugo.

Que salga el sol por dentro
que ilumine
la oscuridad del solo, del enfermo
que sube como Sísifo la cuesta
de la desolación, sin un rellano
donde soltar el peso que le aplasta.

Que sí
que salga el sol
pero que salga
sin dejar evidente la miseria,
que aprenda a ser piadoso con las llagas
y a respetar la piel de los futuros
llena de melanomas.

 

Que salga el sol para quien quiera verlo
asomado al balcón del autoengaño
y para mí
que salga al fín la luna
con su cara de tonta complaciente,

lo que se dice allegro ma non troppo
que troppo es demasiado
para un alma
cansada de alusiones al prestíssimo.

Eso, que salga el sol,
mas que no empuje.