estaba el hombre inmóvil
bajo el foco
de las miradas mudas
desentrenado para la caricia
y eludiendo el temblor en su raíz
se prolongaba
d e s m e s u r a d a y l e v e f u m a r o l a
en un sincericidio impetuoso
callaba el hombre armándose de olvido
decidido a latir sobre mi boca
su pulso de presente
desmotivado y trágico
como una gran ciudad sin habitantes
pajareaba el hombre picándome en los ojos
por las ramas secretas
de mi arbórea estructura
y por saciar su hambre de nosotros
ha detenido el vuelo
en mi cintura
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