A veces el combate
es contra la alegría,
tormentosa, viral, irreversible, cósmica,
esa alegría extraña
que instaura su reinado en la pupila
e intercambia miradas con la muerte
para tomarle el pelo
-pobrecita-
siempre tan rucia y ténebre,
tan ajada y patética,
sin que nadie comprenda su vocación frustrada
de Gran Misericorde.
Esa alegría extraña
que crea expectativas ilusorias
como si alguna vez la realidad
caducara en su afán de sobrealimentarnos
con el sorgo de la desolación,
en una dieta estricta
que nos mantiene vivos ma non troppo.
A veces el combate
es contra la putísima alegría
porque caer de golpe desde un cielo hipotético
deja graves secuelas en los dientes
de masticar euforias.
Una cierta tristeza rutinaria,
mantiene las constantes
y embellece lo exhausto de la vida,
o eso dicen.
es contra la alegría,
tormentosa, viral, irreversible, cósmica,
esa alegría extraña
que instaura su reinado en la pupila
e intercambia miradas con la muerte
para tomarle el pelo
-pobrecita-
siempre tan rucia y ténebre,
tan ajada y patética,
sin que nadie comprenda su vocación frustrada
de Gran Misericorde.
Esa alegría extraña
que crea expectativas ilusorias
como si alguna vez la realidad
caducara en su afán de sobrealimentarnos
con el sorgo de la desolación,
en una dieta estricta
que nos mantiene vivos ma non troppo.
A veces el combate
es contra la putísima alegría
porque caer de golpe desde un cielo hipotético
deja graves secuelas en los dientes
de masticar euforias.
Una cierta tristeza rutinaria,
mantiene las constantes
y embellece lo exhausto de la vida,
o eso dicen.
Final demoledor, Mormor.
ResponderEliminarBesooooooooootes
El problema de esas alegrías es la borrachera que producen. Como buena borrachera, un termina viendo doble y caminando haciendo zetas. Ahí, te das la jeta contra la columna o contra la pared.
ResponderEliminarPero no me digas que el ratito que duran no son lindas, porque no te lo voy a creer.
Lehitraot
Mira negro, las borracheras tienen poco de lindas cuando llega el resacón con su malestar físico y para colmo no te acuerdas de lo que pasó la noche anterior.
EliminarEl alcohol es como la euforia, tiene un punto en que uno se siente muy bien, pero si se pasa ese límite, entramos en el terreno de lo patético y con eso, directamente no transo.
Lehitraot.
Te doy la bienvenida como seguidora de mi blog, compartimos el goce por la poesía.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Parece ser que sí, que compartimos goces, y te agradezco la bienvenida a tu blog, aunque lamento no poder dártela yo al mío como seguidor, porque no te veo por parte alguna.
EliminarSalud, Francesc
¿Y mi comentario?
ResponderEliminar¿Se desapareció, Mormor? Bueno, cosas de la internet...Te decía que la estrofa final es demoledora (creo que eso dije...)
Besooooooooooootes
Sí, kunoichi. Lo comentaba yo precisamente con Gaby, que tenía tu comentario en el correo de gmail, pero no aparecía en el tema. Hasta le pedí que dijera algo para comprobar que no estaba la cosa jodida del todo, o sea, le obligué miserablemente al suyo.
EliminarÚltimamente me salen errores por todas partes, en la vida y en el virtuo, así que estoy con todos los cables pelados que dirías tú. (ríome).
Gracias por repetirte, hermosa.
Namasté.
Sin ser suicidio.
ResponderEliminarTú aún respiras ¿no?
Eliminar¡Qué buen poema! Conocía tu blog, he pasado por aquí alguna vez. Ahora seré asiduo.
ResponderEliminarGracias por la visita, eres muy amable. Un saludo muy cordial.
Gracias, Antonio. Sé bienvenido.
EliminarNos estamos viendo.
Namasté.
El combate real, deberíamos mantenerlo contra esa rutina que nos momifica, nos insensibiliza... Cualquier combate es válido si éste nos hace avanzar.
ResponderEliminarNo conocía tu excelente trabajo, pronto me pondré al día, si la rutina y la alegría me lo permiten.
Un saludo Morgana.
Contra la rutina, imaginación... como casi contra todo ¿no? aunque yo de rutinas entiendo poco, ya me gustaría poder estar alguna vez mirando al techo (ríome).
EliminarEspero no defraudarte, Manuel.Un abrazo de bienvenida.
Namasté.