De tanto que me miento voy a acabar, seguro,
creyendo que estoy viva.
creyendo que estoy viva.
Nunca me acostumbré a oirle poner fechas
para su propia muerte
porque mi boca, ayer, le había bendecido.
De tanto que me miento sin palabras,
se me fue el corazón
a orbitar su memoria
sin una mala excusa para volver al pecho.
se me fue el corazón
a orbitar su memoria
sin una mala excusa para volver al pecho.
Otra vez dieciocho.
El agua no me lava su rostro de las manos
y es una gran putada
seguir oliendo a él cuando anochece
y tintinea, roto,
mi llamador de ángeles.
Como un corazón partío de tanto partir los orbitales del recuerdo...
ResponderEliminarPondré mi oído al parche, por si sonara tu llamador de ángeles y en su espacio cupiera, aunque mienta dieciochos, aunque tintinee silencios memoriales sin palabras...
Qué melódica tu voz adolescente, Mor.
Beso
Se rompió el llamador, como se rompe todo en la vida.
EliminarGracias por venir Manu, a ver de qué adolece mi voz.
Namasté.
Un besote enorme, Mormor.
ResponderEliminarYa pasaron demasiados 18.
Sí Luz, ya ves, todavía hay cosas sin poner.
EliminarTodo mi cariño, corazón.
Namasté.
De tanto que me miento creeré que alguien me lee. Muy bueno. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Alfredo.
EliminarLa letra es una realidad, la propia, el lector una hipótesis, yo no me miento hipotéticamente ¿tú si?.
Un abrazo.
Namasté.
Gran verso: «El agua no me lava su rostro de las manos». Excelente poema, por lo demás.
ResponderEliminarUn saludo.
Me alegra que te gustara, Antonio.
EliminarGracias por acercarte.
Namasté.