Te has clavado en el tedio de mi lengua
como un piercing de hombría
que brilla de saliva, obscenamente,
y todo se hace tú en la extrañeza
-mezcla de morbo y duelo-
con que me regocijo si te nombro.
Ya no me basta ser de nieve palpitante,
blanca como el olvido
y elijo ser la roja línea del horizonte
de este verano ardido, como pocos,
por desarticularme con la albada
en tu grafía líquida.
Tiempo tendré de voltear el tiempo
(valga la redundancia)
y hasta el sabor metálico del sexo
que me inunda la boca
cuando se descongelen tus pupilas
y otro invierno me signe con su zarpa.
como un piercing de hombría
que brilla de saliva, obscenamente,
y todo se hace tú en la extrañeza
-mezcla de morbo y duelo-
con que me regocijo si te nombro.
Ya no me basta ser de nieve palpitante,
blanca como el olvido
y elijo ser la roja línea del horizonte
de este verano ardido, como pocos,
por desarticularme con la albada
en tu grafía líquida.
Tiempo tendré de voltear el tiempo
(valga la redundancia)
y hasta el sabor metálico del sexo
que me inunda la boca
cuando se descongelen tus pupilas
y otro invierno me signe con su zarpa.
Qué maravilla, una oda al piercing, memorable!
ResponderEliminarHombre Piercing, me hiciste reir. Aquí el piercing es metafórico y e todo caso sería una oda a la hombría ¿no?.
ResponderEliminarIgual estoy segura de que vendes muchísimos con odas y sin odas.
Gracias por el toque divertido.