Que perdone el olvido mi desidia
para autocomplacerme en su regazo
y empecinarme altiva en este abrazo
provocador de celos y de envidia.
Que me perdonen ellas la exclusiva
que tengo sobre el morbo de su lengua
y me perdonen ellos, si no mengua,
mi extrañadura ciega y adictiva.
Al sol pido perdón por no mirarlo
y a mi último amante por dejarlo
a la intemperie vil de un lupanar.
Y tú, dolor, perdona si a distancia,
me enamoré de la beligerancia
de otra boca que ocupa tu lugar.
para autocomplacerme en su regazo
y empecinarme altiva en este abrazo
provocador de celos y de envidia.
Que me perdonen ellas la exclusiva
que tengo sobre el morbo de su lengua
y me perdonen ellos, si no mengua,
mi extrañadura ciega y adictiva.
Al sol pido perdón por no mirarlo
y a mi último amante por dejarlo
a la intemperie vil de un lupanar.
Y tú, dolor, perdona si a distancia,
me enamoré de la beligerancia
de otra boca que ocupa tu lugar.
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