Me amenaza de muerte
o de amor me amenaza
y en ambas ocasiones
su voz me suena a gloria.
Aún no ha comprendido
que a mí no me amordaza,
que peco de insolente
cuando sale de caza
con el cuchillo arisco
de su boca amatoria.
Mátame, si es que puedes
matarme sin morirte,
degüéllame el suspiro,
apuñala mi calma
con las manos de amarme,
que para yo abatirte
no he de mover un dedo.
Me sobra con decirte
que nunca te he querido
para matarte el alma.
o de amor me amenaza
y en ambas ocasiones
su voz me suena a gloria.
Aún no ha comprendido
que a mí no me amordaza,
que peco de insolente
cuando sale de caza
con el cuchillo arisco
de su boca amatoria.
Mátame, si es que puedes
matarme sin morirte,
degüéllame el suspiro,
apuñala mi calma
con las manos de amarme,
que para yo abatirte
no he de mover un dedo.
Me sobra con decirte
que nunca te he querido
para matarte el alma.
Me rindo a este dulzor de tu amenaza con el labio de fresa.
ResponderEliminarSin duda, uno es lo que escribe, pero además... el temblor de la duda en el relato, ese anhelar morir apuñalado si el amor fuese verdad, si de verdad fuese amor lo que nos mata...
(sigo inmerso y fiel tu bibliografía dura-mente-existencial, como un voyeur agradecido)
Un beso
Gracias Manuel por esa mirada que empieza a hacérseme habitual.
ResponderEliminarYo también ejerzo de voyeuresse, no creas. A veces por puro placer y otras por puro masoquismo. (ríome).
Nos vemos, claro y no sé si te apetecerá volver a Ultraversal porque diste la callada por respuesta la última vez, pero si te apetece dímelo y te activo la cuenta.
Un abrazo.
Es muy fuerte y tentadora la energía que me atrae hacia ese umbral de extraña luz, pero soy un metepatas sin remedio, Mor, y tú ya algo sabes, así que prefiero no alterar el fiel de enemistades en mi debe de balanza (a "pesar" de que lo quiera), pero gracias por tu gentil ofrecimiento.
ResponderEliminarAbrazo ultra-bestial, mirada-vampiresa.