Ya no te pido más prestado el pecho
ni el labio para el beso, ni la espalda
para paliar lo exiguo de una falda
que no me cubre el muslo insatisfecho.
Ni el corazón te pido por derecho
ni por torcido el paranoico lazo
que se convierte en un aguijonazo
en cuanto me deslizo por tu hielo.
Ya no te pido el cielo
se han pasado los tiempos del abrazo.
ni el labio para el beso, ni la espalda
para paliar lo exiguo de una falda
que no me cubre el muslo insatisfecho.
Ni el corazón te pido por derecho
ni por torcido el paranoico lazo
que se convierte en un aguijonazo
en cuanto me deslizo por tu hielo.
Ya no te pido el cielo
se han pasado los tiempos del abrazo.
Me encantan las ofrendas de placer que se extienden por el muslo insatisfecho...
ResponderEliminarY lo siempre ilimitado de tu transgresión.
Un abrazo.
Lo único que no pasa en la vida es la insatisfacción, Manuel, y en el poeta es la ley no escrita. Siempre estamos buscando una buena insatisfacción que llevarnos al lapicero. (ríome)
ResponderEliminarGracias por venir.
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