Un desvarío más.

Sí, ya sé que tienes razón,
que es una locura desmembrarse
para introducirse por esos canales
que crean tus hormigas
camino del infinito de tus mandíbulas.

Que me hago desvaída y nebulosa
en mi propia tormenta,
en ese caleidoscopio anacrónico
que invento a diario
tornasolando colores grises,
esquivando ortigas
con secos quiebros de mi cintura de aire,
y llorando risas locas y frágiles
sin conseguir llover sobre el pueblo de tu pecho.

Que sí....que sí,
que en este reconvertirme
a gusto de un consumidor invisible
no encuentro barandilla en que apoyarme
y me diluyo
desapareciendo en la nada
como ceniza que se derrama en la mesa
después de un soplido purificador,
sin serme
sin serte.

Que en este desvarío de emociones busco la pauta a seguir
sólo en las mañanas claras,
masticando recuerdos con el desayuno

y siempre me queda estrecha
y corta de mangas,
asfixiante como uniforme adolescente
y tengo que romperla
desgarrándome la piel.

Y no
no me puedo quedar quieta,
quieta y melancólica
quieta y soñadora
quieta y apacible
quieta y tuya

porque no soy tuya
ni de nadie
ni mía.