El tajo siempre habla del cuchillo,
de su rostro afilado en el escarnio
cada vez que confundes mi leyenda,
conmigo
y te haces eco de murmuraciones
que pretenden romper mi indiferencia
sin conseguirlo nunca.
Qué mantis religiosa, orante y genuflexa
si nací sin rodillas para el mundo.
Qué me puede importar lo que no quieras
si por más que te vistas de Tiresias profético
y no me vuelva hermosa tu ceguera fingida,
soy una cicatriz en tu retina de aire,
la única imborrable en este caos.
El tajo siempre habla del cuchillo
y brotan sus temores al trascender la carne,
como la sangre de una herida abierta.
Sea tu voluntad.
No nacerán tus hijos de mis labios.
de su rostro afilado en el escarnio
cada vez que confundes mi leyenda,
conmigo
y te haces eco de murmuraciones
que pretenden romper mi indiferencia
sin conseguirlo nunca.
Qué mantis religiosa, orante y genuflexa
si nací sin rodillas para el mundo.
Qué me puede importar lo que no quieras
si por más que te vistas de Tiresias profético
y no me vuelva hermosa tu ceguera fingida,
soy una cicatriz en tu retina de aire,
la única imborrable en este caos.
El tajo siempre habla del cuchillo
y brotan sus temores al trascender la carne,
como la sangre de una herida abierta.
Sea tu voluntad.
No nacerán tus hijos de mis labios.
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