he puesto un alma frágil a remojo
en agua jabonosa
mi sucia dolorida
mi aldebariana oscura
mi rebelde
y la he tendido al sol
sin escurrir
como un largo foulard goteante de ira
se destiñe mi alma sin quejarse
se estira silenciosa
colgada por los bordes
y se le van cayendo los pecados
igual que los colores
temblorosos
miro un alma en el viento desde el barro
con mis ojos vacíos
toda cuerpo presente
toda carne de ausencia
desalmada
y espero la tormenta
que llega de tu boca
en agua jabonosa
mi sucia dolorida
mi aldebariana oscura
mi rebelde
y la he tendido al sol
sin escurrir
como un largo foulard goteante de ira
se destiñe mi alma sin quejarse
se estira silenciosa
colgada por los bordes
y se le van cayendo los pecados
igual que los colores
temblorosos
miro un alma en el viento desde el barro
con mis ojos vacíos
toda cuerpo presente
toda carne de ausencia
desalmada
y espero la tormenta
que llega de tu boca
Me gustó en aquel entonces.
ResponderEliminarHoy me vuelve a gustar.
Gracias escritor, qué bueno verte, aunque sea la espalda (ríome).
ResponderEliminarSeguimos nadando, Akhenazi, mar adentro.