Qué me importan a mí los varones domados
ni ser puñal de luz en sus retinas.
No cabe desmesura en las rutinas
ni mi palabra hiere sus costados,
ni me hago cargo nunca de hechizados
que se despeñen por mis terraplenes.
Si eres tu silencio, en mis genes
el orgasmo del grito fructifica
y mis bajos instintos beatifica.
Siguen pasando trenes.
ni ser puñal de luz en sus retinas.
No cabe desmesura en las rutinas
ni mi palabra hiere sus costados,
ni me hago cargo nunca de hechizados
que se despeñen por mis terraplenes.
Si eres tu silencio, en mis genes
el orgasmo del grito fructifica
y mis bajos instintos beatifica.
Siguen pasando trenes.
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