Qué me puede importar lo que hay afuera
o en qué cama dejé toda el hambre olvidada
desde este adentro mío
cada vez más hermético
si he trastornado el ritmo de la vida
y el instinto me pide amordazar el caos
o mutilar las prisas cortándole las piernas.
Tendría que llover
a cántaros
a jarros
llover lenguas babélicas con ganas de mentir
en todos los idiomas de la sensualidad
y no cae una gota en mi intemperie
si yo no la provoco licuándome en vocablos
de lágrima o sudor.
Bah,
qué me puede importar si estoy vibrando
en una dimensión extra-vagante
que no precisa de poema alguno
ni de hombres que agiten avispas en mis ingles
o se desboquen sobre mis insomnios.
Afilo mi vigilia
y lo que queda es nada
ni un suspiro.
o en qué cama dejé toda el hambre olvidada
desde este adentro mío
cada vez más hermético
si he trastornado el ritmo de la vida
y el instinto me pide amordazar el caos
o mutilar las prisas cortándole las piernas.
Tendría que llover
a cántaros
a jarros
llover lenguas babélicas con ganas de mentir
en todos los idiomas de la sensualidad
y no cae una gota en mi intemperie
si yo no la provoco licuándome en vocablos
de lágrima o sudor.
Bah,
qué me puede importar si estoy vibrando
en una dimensión extra-vagante
que no precisa de poema alguno
ni de hombres que agiten avispas en mis ingles
o se desboquen sobre mis insomnios.
Afilo mi vigilia
y lo que queda es nada
ni un suspiro.
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