No me inmuta tu voz licantropura
ni tu altiva inclemencia fingidora,
ni el cuento interminable de la oscura
pasión febril que tu razón devora.
Tu pupila de feble tesitura,
tu lírica anatematizadora,
no significan nada en la espesura
de mis voces selváticas. Ahora
que el antifaz mostró su ineficacia
y el corazón me vuela con la audacia
de una mujer real contra la luz,
la mano silenciosa de la gracia
-por encima de toda suspicacia-
me signará la frente con su cruz.
ni tu altiva inclemencia fingidora,
ni el cuento interminable de la oscura
pasión febril que tu razón devora.
Tu pupila de feble tesitura,
tu lírica anatematizadora,
no significan nada en la espesura
de mis voces selváticas. Ahora
que el antifaz mostró su ineficacia
y el corazón me vuela con la audacia
de una mujer real contra la luz,
la mano silenciosa de la gracia
-por encima de toda suspicacia-
me signará la frente con su cruz.
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